LA HIDRATACIÓN DEPORTIVA
LA HIDRATACIÓN EN EL DEPORTE
La hidratación antes, durante y después del ejercicio es una
herramienta básica para mantener el rendimiento físico y prevenir los
efectos nocivos que la deshidratación provoca sobre la salud del
deportista.
La ingesta de volúmenes específicos de
líquidos en estos periodos evita estos efectos del déficit de agua
corporal sobre la termorregulación, el rendimiento físico y la salud.
La
sudoración es una de las principales vías de pérdida de agua corporal,
pero no debe considerarse un mecanismo de regulación del balance de agua
ya que no está en relación con las entradas y salidas de ésta sino con
la producción y pérdida de calor.
El sudor está
constituido por una solución hipotónica. Puede variar su grado de
hipotonicidad pero nunca supera los 100-150 mosm/l y en cambio puede
llegar a tener menos de 30 mosm/l. Si nos centramos en cuestiones más
prácticas podemos decir que la evaporación de 1 litro de sudor equivale a
la pérdida de 539 kcal.
El sudor está compuesto por:
Para un adulto, la ingesta de agua recomendada en condiciones normales es de alrededor de 2 litros diarios,
pero esta cantidad puede ser muy superior en caso de clima adverso
(mucho calor) y con la práctica de una actividad física intensa.
Existen varios factores que influyen directamente en las cantidades a ingerir como el tipo y duración de la actividad física, las características del ambiente y las cualidades propias de cada individuo.
Más de un 60% de nuestro organismo está compuesto por agua. Al realizar cualquier actividad física, se pierde parte de ésta a través del sudor, por ello, es muy importante beber agua antes, durante y después de la práctica de deporte.
La actividad física es uno de los factores más determinantes en la pérdida de agua, por ejemplo tras correr una hora nuestro organismos puede perder en torno a 1,8 litros, ó 0,5 l después de una hora de natación, 1,5 l después de un partido de fútbol o baloncesto ó 1,8 l después de una hora jugando al tenis.
No debemos olvidar que las necesidades hídricas pueden variar en cada individuo de acuerdo con diversos factores como: la edad, el sexo, la intensidad y duración de las posibles actividades físicas que realicemos, las altas temperaturas y la humedad ambiental, el tipo de ropa y la tasa de sudor individual de cada persona. Todos estos factores condicionan la cantidad de agua que deberíamos beber diariamente, hasta el punto de llegar a incrementar entre dos y seis veces las necesidades hídricas diarias de nuestro organismo.
Cuando no se repone el líquido perdido durante el desarrollo de una actividad física o deporte se llega a un estado de deshidratación que puede desembocar en efectos secundarios que repercuten, no sólo en la disminución del rendimiento físico sino tener graves consecuencias para nuestra salud, como el golpe de calor.
Por tanto, mantener unos hábitos y pautas de hidratación adecuados, juegan un importante papel en el desarrollo de cualquier actividad física o deportiva, pues mediante ella se:
Existen varios factores que influyen directamente en las cantidades a ingerir como el tipo y duración de la actividad física, las características del ambiente y las cualidades propias de cada individuo.
Más de un 60% de nuestro organismo está compuesto por agua. Al realizar cualquier actividad física, se pierde parte de ésta a través del sudor, por ello, es muy importante beber agua antes, durante y después de la práctica de deporte.
La actividad física es uno de los factores más determinantes en la pérdida de agua, por ejemplo tras correr una hora nuestro organismos puede perder en torno a 1,8 litros, ó 0,5 l después de una hora de natación, 1,5 l después de un partido de fútbol o baloncesto ó 1,8 l después de una hora jugando al tenis.
No debemos olvidar que las necesidades hídricas pueden variar en cada individuo de acuerdo con diversos factores como: la edad, el sexo, la intensidad y duración de las posibles actividades físicas que realicemos, las altas temperaturas y la humedad ambiental, el tipo de ropa y la tasa de sudor individual de cada persona. Todos estos factores condicionan la cantidad de agua que deberíamos beber diariamente, hasta el punto de llegar a incrementar entre dos y seis veces las necesidades hídricas diarias de nuestro organismo.
Cuando no se repone el líquido perdido durante el desarrollo de una actividad física o deporte se llega a un estado de deshidratación que puede desembocar en efectos secundarios que repercuten, no sólo en la disminución del rendimiento físico sino tener graves consecuencias para nuestra salud, como el golpe de calor.
Por tanto, mantener unos hábitos y pautas de hidratación adecuados, juegan un importante papel en el desarrollo de cualquier actividad física o deportiva, pues mediante ella se:
- Facilita el transporte de nutrientes, vitaminas y minerales por el organismo.
- Activa las enzimas esenciales para suministrar la energía que necesita el cuerpo.
- Favorece la eliminación de impurezas y toxinas del organismo.
- Lubrica y proporciona soporte estructural a los tejidos y articulaciones.
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